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Concierto Coro "Manuel de Falla"

Celebrado en la Iglesia San Juan de Dios (Granada). 

Entre 1545 y 1563, el Concilio de Trento recoge las quejas que varias voces arrojaban sobre las composiciones religiosas. Muchas composiciones eran tomadas de los cantos populares profanos y los versos de los textos litúrgicos no se entendían ya que la compleja  polifonía no permitía su comprensión. Se debía hacer llegar los textos al corazón de los fieles de una manera simple pero segura.

 

El texto de la secuencia Stabat Mater formó parte de la liturgia y esto provocó que surgieran múltiples composiciones a lo largo de los siglos. El de Zoltán Kodaly (1882-1967), compositor húngaro que utilizó el folklore como elemento compositivo, es un Stabat Mater que utiliza el texto de una manera sencilla, sin repeticiones y de manera directa, natural.



El salmo De Profundis que compuso W. A. Mozart (1756-1791) está atribuido a su período en Salzburgo, donde fue nombrado Caballero por el Papa Clemente XIV. Ésta obra guarda el ingenio del joven compositor y su particular forma de transmitir las emociones del texto.

 

Michael Haydn (1737-1806), hermano menor de Joseph Haydn y amigo de Mozart, es mucho más conocido por su obra sacra que por la profana o sinfónica. Una de sus obras sinfónicas, la Sinfonía nº 26, se consideró como la Sinfonía nº 37 K. 444 de Mozart y al descubrir que la firma aparecida en las primeras páginas era un autógrafo de su admirado Mozart, se le ha restado importancia.

Giovanni Croce (1557-1609), compositor italiano y maestro de capilla de la catedral de Venecia, compuso importantes piezas religiosas de marcado estilo renacentista veneciano. Su Velum Templi guarda la mesura y la simplicidad en la forma, dando una especial expresividad al texto.

 

Tomás Luis de Victoria, abulense (1548-1611). Fue contemporáneo de Palestrina y guardó las formas compositivas de la escuela de Roma. Las composiciones de Victoria son exclusivamente sacras, al contrario que algunos de sus contemporáneos.

Desde las primeras épocas del medioevo existieron composiciones en canto llano sobre los textos de la pasión y muerte de Jesucristo. A partir del siglo XII, se utiliza la recitación de la historia de manera semidramática con tres sacerdotes, cada uno con tempo y sonoridad diferente: uno canta las partes del narrador, un segundo canta las palabras de Cristo, y un tercero, los comentarios del pueblo. En el siglo XV se escriben en forma de motetes las exclamaciones del pueblo, contrastando con partes en canto llano. Ésta última era conocida como pasión escénica.

 

En 1585 aparece su Officium Hebdomadae Sanctae que abarca treinta y siete piezas, entre las que se encuentra la Passio Secundum Joannem de la feria sexta in passione domini cantada ad matutinum. Ésta es similar a la Passio Secundum Mathaeum y está compuesta al modo gregoriano romano. Posee catorce versos y su estilo es sobrio, austero, justo e inmediato en aquello que quiere expresar. Victoria no precisa ornamentos ratifícales o repeticiones de palabras para destacar su importancia como harían sus contemporáneos, sino que sus certeras notas y cadencias, su manera directa de desafiar los momentos, hace de él uno de los mayores artistas de su época, y de la nuestra.



Marta Serrano Gil (Granada, febrero de 2008).

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